El año 1974, hace ya 50 años, fue de suma importancia para las misiones en México; en ese momento la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe (POPF), la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol (POSPA), la Pontificia Obra de la Infancia Misionera (POIM-IAM) y la Pontificia Unión Misional (PUM) se unieron bajo la dirección de una sola sede y el director elegido para tan importante servicio fue Mons. Enrique Mejía Razura.

Pero la historia de las Obras Misionales en México comenzó muchos años atrás…

Corría el año de 1931 cuando se publicó el primer número de «Anales de la Propagación de la Fe» y en él quedaría escrito lo siguiente: «Con el favor de Dios Nuestro Señor, ha quedado instalado el Consejo Nacional de la Obra de la Propagación de la Fe en la República Mexicana. La Sagrada Congregación de Propaganda Fide, con fecha 30 de marzo próximo pasado, se dignó nombrar Presidente de dicho consejo al Sr. Cura de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, Pbro. Don Rafael Vallejo Macouzet, el cual, haciendo uso de las facultades que le concede el Motu Proprio, “Romanorum Pontificum”, de Nuestro Smo. Padre el Papa Pío XI, felizmente reinante, se apresuró a nombrar las personas que habían de formar el Consejo Nacional».

Aunque en dicha publicación aún no se mencionaran las otras Obras, este acontecimiento sería un parteaguas para la Iglesia en México.

Es en el año de 1932 cuando el mismo Padre, Don Rafael Vallejo Macouzet, aparecería como Presidente de la Congregación para la Propagación de la Fe y de San Pedro Apóstol.

No serían suficientes estas líneas para hablar de los inicios de la Obra de la Santa Infancia en nuestro país, sin embargo, es importante señalar que en el año 1930 el Pbro. José  Roustan, fue nombrado como primer Director Nacional de la Obra de la Santa Infancia en México y que hacia el año 1942 ya existía en 21 diócesis de nuestro país. Por su parte la Pía Unión Misional del Clero, tendría al primer Presidente Nacional en el año 1938, en la persona de Mons. José Ignacio Márquez.

Hace 50 años las obras trabajan en comunión con un mismo fin, bajo una sola dirección. Durante esos 50 años los esfuerzos por impulsar el sentido misionero universal en nuestro no han sido pocos y el trabajo no ha menguado. Hoy celebramos nuestra historia, reconociendo a cada uno de los protagonistas, aprendiendo de ellos para seguir sumando esfuerzos al servicio de la Misión Universal.