HISTORIA

La Obra de San Pedro Apóstol fue fundada por Juana Bigard y su madre Estefanía Cottin de Bigard en 1889.

Juana Bigard nació en Francia en 1859. La muerte de su padre la marcó de tal manera, que, a los 23 años, hizo promesa formal de ofrecerse a Jesucristo por la salvación de su padre y del mundo en general.

Movida por este ideal, Juana se puso en contacto, con Mons. Cousin, obispo de Nagasaki. En una de sus cartas, el obispo le contó que en Nagasaki los miembros de la primitiva comunidad cristiana fundada por San Francisco Javier, por temor a las persecuciones, preferían no acercarse a los misioneros extranjeros, por el contrario, buscan a los sacerdotes nativos.

Este hecho, aunado a una nutrida correspondencia con distintos misioneros presentes en diferentes países, la llevó a querer implicar a otros grupos de personas para buscar apoyo económico y espiritual para otros proyectos misioneros. De la organización de estos grupos de laicos católicos nació, entre 1889 y 1896, una asociación que llegó a ser después la Obra de San Pedro Apóstol. En 1894 Juana Bigard imprimió el primer Manifiesto dirigido a todos los cristianos para fomentar esta ayuda para el desarrollo de las Misiones Católicas. En 1896 se reunió por primera vez el Consejo de Administración de la Obra y se imprimió el primer fascículo de propaganda.

La Obra se fundó oficialmente en 1889 en la ciudad de Caen, en Francia. La sede se trasladó en un primer momento a París en 1901, y sucesivamente a Friburgo, en Suiza. Desde 1920 la sede se encuentra en Roma.

En 1919, Benedicto XV, consciente de que la Iglesia solo estará debidamente fundada en un país si existe un clero indígena suficiente en número y bien instruido, entregó la dirección de la Obra a la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Pío XI, en 1922, la constituyó definitivamente en Obra Pontificia.