Esperanza y compromiso
Del 10 al 12 de julio, la Hna. Gloria Guadalupe Hernández Hilerio, EMJ, Secretaria Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol y coordinadora de la Unión de Enfermos Misioneros (UEM), realizó una enriquecedora visita a la Arquidiócesis de Durango, donde participó en diversas actividades de animación, formación y encuentro misionero.
El 10 de julio, atendiendo una invitación de la Pastoral de la Salud, participó en una actividad coordinada por el P. Juan Diego, asesor arquidiocesano de esta dimensión, con el fin de fortalecer los lazos entre el servicio pastoral a los enfermos y la misión evangelizadora.
El día 11 de julio dio inicio el curso de animación y formación misionera organizado por la Dimensión Diocesana de Misiones de Durango, donde se profundizó en el compromiso misionero desde distintas realidades eclesiales, impulsando una Iglesia en salida, sensible a las necesidades del mundo.
La jornada del 12 de julio estuvo marcada por dos encuentros especialmente significativos: uno con integrantes de la Unión de Enfermos Misioneros, y otro con un entusiasta grupo de la Infancia y Adolescencia Misionera (IAM). Ambos espacios permitieron fortalecer la comunión entre las diferentes ramas de la gran familia misionera.
Uno de los momentos más destacados de esta visita fue el curso para la Unión de Enfermos Misioneros en Guadalupe Victoria, Durango, llevado a cabo en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. Participaron cerca de 50 personas, entre ellas visitadores de enfermos, ministros extraordinarios de la comunión y familiares, con el objetivo de iniciar formalmente la presencia de la UEM en esta comunidad.
Durante el encuentro, se compartieron los fundamentos espirituales y misioneros de la UEM, que ofrece a los enfermos la posibilidad de vivir su dolor con sentido apostólico, uniéndose a la misión evangelizadora de la Iglesia. En un ambiente de entusiasmo, fe y profundo deseo de servicio, los participantes recibieron herramientas pastorales para acompañar a quienes sufren, desde una perspectiva de esperanza, consuelo y entrega misionera.
Con esta iniciativa, se dio un paso significativo para consolidar la presencia de la UEM en la Arquidiócesis de Durango, reafirmando que también desde la fragilidad, el dolor y la enfermedad, se puede ser discípulo misionero y testigo del Evangelio.





